Seguidores

jueves, 29 de julio de 2010

Articulo sobre que significa ser lolita en Japón

Gracias a Alu, del foro Lolita in The Sky, me permiti tomar este articulo que Alu muy generosamnte transcribio de la revista Altaïr, esta muy interesante.




Qué significa ser lolita en Japón


Manami se despierta a las ocho y media de la mañana. Es domingo, el único día que no ha de ir a la tienda donde trabaja a tiempo parcial ni que tiene que madrugar. Sale de la cama, desliza sus pies dentro de unas zapatillas blancas, elegantes y cálidas, y se dirige al armario. Sus vestidos cuelgan hermosos. Anoche, ella misma se encargó de que quedaran perfectos con un toque de plancha. ¿que vestido me convendría hoy? ¿el verde, el rosa, el azul celeste? Manami los mira pensativa, aunque no hay mucho donde escoger; los vestidos lolita son caros, y solo tiene tres. Accesorios, en cambio, hay muchos mas; chaquetas, pañuelos, guantes, medias. Aprendió a coser durante la enseñanza secundaria, y ahora le sirve para disfrutar de su pasión sin gastarse la mensualidad.

Se decide por el modelo rosa. Frente al espejo, sonríe al ver su voluminosa falda, a la altura de la pantorrilla, estampada con pastelitos de cerezas y fresitas. Después se pone unos calcetines blancos, altos hasta la rodilla, con un acabado de ganchillo que ella misma confecciono. A continuación se calza unos zapatos de color rosa, como el vestido, con un lazo en el empeine y un poco de plataforma. No se maquilla en exceso, pero sí le preocupa el peinado. Tendrá que conjuntarlo con una cofia rosa y roja que luce el mismo acabado que los calcetines, y que combina de maravilla con el vestido.

Reuniones de encaje


Lista para salir, solo necesita una sombrilla y un bolsito para rematar su look; ambos serán rosas con adornados blancos. Con sumo cuidado, para no arrugarse la enorme falda, cierra la puerta tras de sí. Salir el domingo - entorno a las 11, cuando el sol acaricia las aceras de su barrio- y ver como reluce su falda es uno de los mayores placeres para Manami. Casi tan comparable al pastel de frambuesa que, una vez al mes, se permite en una de esas cafeterías de Shinjuku, donde la música ambiental suele ser de Vivaldi o Beethoven. Allí se ha citado con sus mejores amigas. Amigas Lolitas, como ella.

En Japón, Lolita no tiene que ver con el personaje de Vladimir Nabokov. Hace referencia a una estética que apareció en la década de 1980 y que ha consolidado al largo de los últimos años.
Hay muchos tipos de lolitas con características. Grosso modo, todos tienen en común por lo kawaii ( mono, gracioso) que se manifiesta en unos vestidos que parecen rescatados de la época rococó y victoriana. Las lolitas son una muestra de la infinidad de tribus urbanas, cuyos estilos - algunos realmente extravagantes - contrastan con la monotonía de las grandes ciudades japonesas.

Gal, Lolita, visual, dolly, decora, cosplay..., suma y sigue. Podríamos denominar todas esas tendencias como "tribus urbanas" que nacen en el contexto de una subcultura. Sin embargo, en español, "tribu urbana" suele asociarse a la violencia, y sería injusto vincular las modas japonesas a ese rasgo peyorativo.
Como consecuencia. Si hablamos de "tribus urbanas", hay que matizar: no son bandas organizadas y, menos aún, violentas. Simplemente son tendencias con mas o menos filosofía de vida, cuyas prioridades son la imagen y la estética. Destacar, romper con la monotonía de las que hablábamos, es móvil. No obstante, en ocasiones, quienes adoptan esas modas ni siquiera pretenden llamar la atención de una manera premeditada.

Es cierto que no hay más que ver algunas fotos para saber que no pasan desapercibidos, pero la finalidad de sus atuendos no siempre es esa. Para las Lolitas - o cualquier otra tribu - , la elaboración de esa estética es, a menudo, un mero entretenimiento que les permite volcar si entusiasmo; un hobby que, por otra parte, requiere mucha dedicación, tiempo y dinero.

El filosofo Toshio Okada defiende esta hipótesis y entiende que, en una sociedad como la japonesa, no es extraño que aparezcan este tipo de tendencias: Japón es el país de la competencia. La lucha profesional comienza, a menudo, a los tres años, cuando los padres tienen que decidir en qué guardería matricularan a sus hijos.

Los que se quedan fuera


A partir de ahí, la presión es constante. El objetivo: formar parte de los triunfadores, en una sociedad donde la valía de los jóvenes se mide por la universidad en la que logran graduarse. Cuando vayan a entregar su currículum vitae, las empresas solo querrán saber el nombre de la universidad en la que estudiaron. En esta dura carrera para conseguir una posición social "digna", que suscite la admiración de la familia, amigos y vecinos, habrá muchos que se queden por el camino. Ese "fracaso" profesional los dejará fuera del cuadrilátero y, por lo tanto, tendrán que buscar algo que aliente su interés y entusiasmo.

Del mismo modo, es muy improbable que un joven que ha logrado graduarse en la universidad prestigiosa y ha firmado indefinido con una empresa multinacional se interese por alguna de estas estéticas. De hecho, cualquier japonés con una agenda llena de horas extras y cenas de trabajo no tiene tiempo para comprarse un traje distinto al que lleva a la oficina.

Las tribus urbanas surgen entre individuos que se quedaron fuera de la competencia. Algunos desarrollan con vehemencia una ficción que permite volcar su entusiasmo y creatividad. Esa afición no siempre tiene que ver con la propia imagen: otra vía de escape son los otaku, obsesionados por el manga, el anime y los videojuegos.

Atentos a que dirán


Por otra parte, y además de una atroz competencia, en Japón impera una moral estricta cuyas normas no están escritas en ninguna parte, pero que rigen los comportamientos de la mayoría. Destacar demasiado esta mal visto, y la imagen que los demás se forman de uno es muy importante, Por eso, salirse de esas normas no escritas y "poner color" - en muchos casos, literalmente - sobre una mayoría gris es sinónimo de extravagancia. A menudo, los que integran las tribus urbanas no consiguen el respeto ni la aprobación de su familia. Paradójicamente, este rechazo llega a ser un aliciente para que se esfuercen y demuestren que también pueden ser válidos dentro de la sociedad.

Tal vez ahora sea mas fácil hacernos una idea de la vida que lleva Manami, la Lolita que abría el articulo. Manami es una chica con una edad indefinida, porque ser lolita no es un capricho adolescente. Trabaja en una tienda cualquiera y aprovecha los días que "libra" para dedicarse a su entretenimiento preferido, aunque implique atraer miradas curiosas cuando camina por las calles de su barrio. Manami es un ejemplo de un tipo de Lolita, pero existen muchas mas tribus urbanas, que cambian y evolucionan en el Japón actual. La Japan Fashion Association recoge en su Web, a modo de inventario, las que aparecen.

Si el lector las quiere conocer de primera mano, bastará con que pasee por los centros neurálgicos de Tokio. En alguna de las plantas del edificio 109 de shibuya, por ejemplo, verá a algún tipo de gals, reconocibles por su exceso de maquillaje y sus llamativas melenas. También puede acercarse algún domingo al puente Harajuku, que linda con el parque Yoyogui, lugar de reunión de distintas tribus urbanas. Es probable que se cruce con Manami.

Fuente: Foro Lolita In the Sky por Revista Altaïr, reescrita por Alu

1 comentario:

  1. Sabes... me a hecho pensar... Sonare egocéntrica, pero yo puedo entrar a la universidad que se me de la gana, pero simplemente, no quiero...

    Me sentía mal por no ser una universitaria... o mas bien, dejar de serlo (entre a la segunda mejor universidad de mi pais... y la deje)

    Ahora entiendo por que lo deje... ya no es mi pasión... mi pasión, mi amor, es el lolita...

    Ahora solo quiero ser yo misma todo el tiempo que pueda, y encerrada en una oficina no podre...

    Muy lindo el articulo, al menos a mi, me motivo <3

    ResponderEliminar